La capacidad de mamar es innata. Se inicia en la vida intrauterina. Los bebés aprenden este proceso dentro del útero al succionar y deglutir el líquido amniótico.
El reflejo de búsqueda es aquel que permite al bebé encontrar el pezón de la madre por contacto. Se estimula al tocar o acariciar la zona cercana a los labios. El bebé gira la cabeza hacia la zona de la caricia. Aparece en la semana 32 de gestación y desaparece alrededor de los cuatro meses.
El reflejo de succión se estimula cuando el pezón, el dedo, o una tetina contactan con el paladar del bebé. Se inicia entre la semana 15-18 de gestación. La eficacia de la succión depende de una adecuada integración y sincronización de las estructuras de los labios, mejillas, lengua y paladar.
La deglución aparece entre la semana 12-14 de gestación.
El feto es capaz de succionar y deglutir líquido amniótico ayudando a su regulación y favoreciendo el desarrollo del tubo digestivo y respiratorio.
La coordinación de la succión y la deglución se obtiene a partir de la 32 sdg. Permite obtener un volumen adecuado de alimento y dirigirlo a vía digestiva sin riesgo de que pase a vía aérea.
No es hasta la semana 36-37 de gestación cuando se coordina la succión, deglución y respiración. Siendo capaces de mantener estable la frecuencia respiratoria mientras el bebé se está alimentando.
Bebés prematuros, con falta de madurez, alteraciones estructurales o en partos traumáticos pueden presentar una alteración de estos reflejos con la consiguiente dificultad en el inicio de una lactancia materna exclusiva.
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